Sunday, March 3, 2013

Disonancia y magical girls, o de por qué sigo viendo anime (I)

Es difícil establecer qué es lo que acaba acotando un género; ¿se trata de que una vez que una obra se vuelve popular los elementos que mas destacan en ella, ya sea a base de potenciar leitmotifs genéricos existentes o de trastocarlos, tienden a ser copiados por otras intentando beber de su éxito o de que realmente existen unos parámetros metanarrativos subyacentes a cada medio de expresión y los géneros se van volviendo mas eficientes en su acercamiento a ellos a base de ser constantemente depurados? La flexibilidad del término "género" como concepto y su difícil definición invita a pensar que la primera respuesta es la correcta pero en el arte no es fácil dar respuestas absolutas.

Nos encontramos por lo tanto ante un típico caso de "el huevo o la gallina" o, mas cercanamente en cuanto a temática, de la regla de tres.

La regla de tres es una técnica narrativa que establece que a la hora de hacer enumeraciones, especialmente con fines cómicos, es mucho mas efectivo limitar el listado a tres elementos, reservando el tercero para el punch line o giro. Ahora bien, si queréis ver como un grupo de gente que ha estudiado narrativa en cualquiera de sus formas acaba llegando a las manos preguntadles si la regla de tres existe por herencia cultural (funciona porque nos hemos educado con historias que utilizan esa técnica continuamente lo cual nos permite reconocerla como "válida")  o si se trata de una de esas leyes de la metanarrativa antes mencionadas.

Esto también es metanarrativa

El principal problema que tienen las industrias culturales viene por la parte de industria. Como empresas su principal objetivo es obtener beneficios y eso implica tomar la menor cantidad de riesgos posibles; como regla general sólo cuando una empresa empieza a verse acorralada comercialmente intentará sacar algo que desafíe expectativas para evitar hundirse. En la producción cultural eso implica que a la hora de crear una obra perteneciente a un género intentarán correr el menor número de riesgos posible abrazándose férreamente a los factores imperantes en ese momento respecto a dicho género.

En Hollywood, por ejemplo, las películas de acción han pasado a ser un catálogo de explosiones descerebradas y macarradas gratuitas por culpa de que esos elementos eran los que mas destacaban superficialmente en el cine de acción de los 80, las adaptaciones (¡hasta de juegos de mesa!) se han popularizado porque al menos parten de un factor de reconocimiento inicial y Tim Burton sólo hace películas de Tim Burton porque por mal que las haga al menos satisfará a los fans de Tim Burton. Son sólo unos pocos ejemplos pero cualquiera de nosotros puede pensar fácilmente en un buen número de clichés o pautas reconocibles en la producción hollywoodiense, todos ellos basados en el mismo principio, tomar el menor número de riesgos posibles.

Y el problema que tiene el que todo esto sea una industria es que hasta las películas independientes, otrora laureadas por su originalidad respecto a las habituales producciones de los grandes estudios se han convertido en una repetición de clichés en si mismas. Tenemos las que intentan ser descaradamente quirkys (siguiendo la estela de Wes Anderson, Napoleon Dynamite, etc), las crisis de identidad/romances frustrados con manic pixie dream girls (500 days of Summer, Garden State, etc), las no-entiendo-del-todo-que-ha-pasado-así-que-ha-de-ser-bueno (Donnie Darko, Primer, etc) y un largo etc que recorren los mismos lugares comunes que sus predecesoras mas exitosas intentando una vez mas repetir ese éxito mientras se olvidan de repetir esos guiones.

Soy el primero en reconocerlo

La lección aquí es que incluso la subversión de un cliché acaba convirtiéndose en un cliché en si mismo cuando se obtiene un éxito comercial, creando un patrón. La segunda lección, por lo tanto, es que si vas a subvertir un cliché debes de hacerlo o bien de la forma mas entretenida posible (Cabin in the Woods) o bien subvirtiéndolo desde su raíz con el objetivo de romper los confines del género (¿he mencionado Cabin in the Woods?).

Es así como llegamos al concepto de disonancia. Si la repetición de clichés (musicales, narrativos, visuales, etc) que sirven como identificadores de género permite potenciar aspectos culturalmente reconocibles (y esperables) mediante su consonancia al actuar como conjunto, la utilización de un elemento o una serie de elementos disonantes (algo totalmente fuera de lugar y por lo tanto no esperable) es una de las formas mas efectivas de subvertir un cliché.

Cuando está bien utilizada la disonancia contribuye a reforzar los giros de guión (algo especialmente útil cuando jugamos con momentos cómicos o de suspense) ...y cuando está mal utilizada tenemos un polvo entre Espectro de Seda y Nite Owl al ritmo del Hallelujah de Cohen. Sin embargo, la disonancia es una técnica compleja, extremadamente arriesgada, y por lo tanto una técnica que raramente se utiliza en ninguna gran producción salvo en dosis muy pequeñas y momentos muy puntuales.

Sutileza ante todo

Por supuesto, en el mundo audiovisual hay un factor extra que contribuye a que la disonancia sea una rareza; al tratarse de un medio que requiere pasar por muchos manos el atenerse a los parámetros básicos de un género tiene un segundo objetivo que es controlar de forma mas eficaz el resultado final de la producción. La utilización de una disonancia musical, visual o de cualquier otro tipo como tema recurrente solo podría funcionar en una situación así cuando al mando del proyecto se encontrase alguien que aportase una visión consistente, una supervisión continua y una voluntad de transgredir, algo mucho mas raro de lo que cabría esperar. 

Pero, ¿y si os dijese que existe un lugar donde han aprendido a utilizar de forma magistral la disonancia? ¿Y si os dijese que es a través de (relativamente) grandes producciones audiovisuales? ¿Y si os dijese que suelen incluir a personajes con ojos enormes y pelos en tonos pastel, amigas de la infancia que se convierten en intereses amorosos o niñas que luchan contra el mal con sus adorables mascotas?

Now, I'm become death, the destroyer of the worlds