Sunday, January 20, 2013

Les Irredimibles


Cuando tenía unos 15 años me dio, quizás sintiéndome un poco obligado a honrar a mi tocayo, por leer Los Miserables. La novela pasó sin pena ni gloria delante mío, parecía un texto excesivamente farragoso, abultada con personajes innecesarios y bastante pesada, tanto que no me acuerdo de absolutamente nada de ella. Claramente toca sacarla de nuevo de la biblioteca y darle otra oportunidad ya que se me pasaron muy pero que muy por alto todos los temas subyacentes del libro. La lección aquí es que uno nunca puede fiarse de los gustos de tu yo de 15 años.

La historia de Los Miserables gira en torno a dos grandes temas, sacrificio y redención, y un escenario omnipresente, la injusticia y desigualdad social expresada en este caso en el marco de la Francia del siglo XIX. Teniendo en cuenta estos factores y los giros de la historia es inevitable ver la influencia de las (mejores) creencias religiosas de la época en la obra.

Si algo nos enseña esta historia es que el sacrificio, siendo una decisión totalmente personal, siempre ha de partir de uno mismo así como que en su forma mas pura ese sacrificio siempre se hace para el bien de una tercera persona. En el caso de Fantine su objeto de sacrificio es su hija Cosette, en el caso de Valjean es primero la justicia divina y luego Cosette, en el caso de Javert es el orden social. El sacrificio que hacen los personajes principales siempre es del mas alto orden pues son sus vidas mismas, ya sea extinguiéndolas en un instante por el bien de otro, siendo un buen ejemplo Eponine, como dedicando toda su vida a su causa, como en el caso de Javert.

Sin embargo es precisamente el caso de Javert el que ilustra el otro gran tema de la historia, la redención, y es que el sacrificio en si mismo no tiene valor cuando se hace por la causa equivocada, uno mismo. Javert se sacrifica como individuo por una causa mayor, la justicia y el orden, pero solo porque le supone un beneficio a nivel social. Si bien el sacrificio es una decisión personal sólo a través de la redención concedida por otro alcanza verdadero valor.

Cuando Valjean le demuestra a través de su constante disposición a ceder su vida por el bien de otro, incluído el propio Javert, y le concede su perdón es cuando Javert alcanza a ver la verdad de sus actos, el egoísmo en su sacrificio. La redención concedida por las palabras de Valjean, las mismas que han sido el único credo de su vida, "sólo has cumplido con tu deber", irónicamente demuestran a Javert las mentiras tras dicho credo. En la redención Javert se descubre irredimible. Incapaz de conciliar el mismo núcleo de su ser con la verdad que le ha mostrado Valjean decide redimirse a través del último sacrificio, su vida.

Aunque la redención ha de venir a través de otro cuando uno no se siente merecedor de la misma debe seguir luchando hasta el último momento para alcanzarla. Valjean podría haber alcanzado esa redención, esa paz con uno mismo, a través de la gratitud de cualquiera de aquellos a los que afecta positivamente con sus actos pero esa redención sólo es alcanzable a través de aquél de quien la buscan. Tanto Valjean como Javert creen obrar según los designios divinos y por eso jamás llegan a alcanzar esa redención en vida, porque solo Dios puede concedérsela.

Las historias de Valjean y de Javert pasan en cierto momento por el mismo punto; durante un tiempo Valjean parece haber alcanzado un remanso de paz en su ascenso social pero el martirio de Fantine le hace darse cuenta del error de sus actos. Tras el perdón del abad promete convertirse en un hombre digno y cree que tal cosa pasa por alcanzar el respeto social, es sólo tras ver que los inocentes siguen sufriendo a su alrededor pese a su alto estatus cuando decide alcanzar la dignidad como persona a través del sacrificio de su vida por otro, por Cosette. Javert llega a ascender socialmente también, sacrificando las vidas de muchos otros, incluído Valjean, por su credo. Pero la filosofía vital de Javert se encuentra resquebrajada tras su reencuentro con Valjean, un criminal que ha llegado a redimirse y convertirse en un hombre respetable, algo que su punto de vista no contempla ya que si él ha alcanzado el éxito unicamente gracias a su constante rectitud ha de ser imposible que aquel cuya vida se ha torcido en un punto pueda convertirse nunca en su igual. Pero cuando Valjean le perdona la vida y le demuestra que está dispuesto a sacrificar la suya propia por el bien de otro Javert descubre a un Valjean cómo nunca lo había visto, cómo su superior moral, algo que no puede aceptar mientras uno de los dos viva. Matar a Valjean habría sido cumplir con la ley humana e incumplir la divina así que la única solución que encuentra Javert es matar a Javert.

Valjean encuentra un segundo remanso de paz en el cuidado de Cosette, el personaje mas curioso de toda la historia. Cosette, a diferencia del resto de personajes, no parece tomar ninguna decisión ya que incluso su instantáneo amor a Marius parece mas un designio divino que una opción. Cosette se halla mas allá del sacrificio porque buena parte del sacrificio ajeno gira en torno a ella. Valjean, Fantine, incluso Eponine, los mas significativos sacrificios de la obra se hacen por Cosette. Cosette no es por lo tanto un personaje sino una metáfora, el fruto del sacrificio, el bienestar de las generaciones futuras.

Es así como enlazamos los arcos de los personajes con el marco de la historia. Sólo a través del sacrificio de las generaciones presentes llegará el bienestar de las generaciones futuras pero no sólo el sacrificio en sí mismo carece de valor cuando se hace por la causa incorrecta sino que, como demuestra la inútil muerte de los jóvenes revolucionarios, sacrificarse no implica necesariamente obtener aquello por lo que nos hemos sacrificado, la revolución, la redención o el amor. Sin embargo, es sólo el sacrificio lo que nos eleva por encima de nuestra condición humana y tan sólo por eso merece la pena.

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