Saturday, April 20, 2013

Tu abuela es mejor crítica que tú




El protagonista se despierta y una voz digitalizada le informa de que ha completado sus 145000 horas de entrenamiento militar. Pauso la serie y cojo la calculadora. 16 años y medio. Tras un vistazo rápido a la página de la wikipedia compruebo que el protagonista tiene 16 años. Hemos de asumir por lo tanto que lleva realizando ese entrenamiento desde antes de que tuviese los ojos lo suficientemente desarrollados como para reconocer formas, desde antes de que fuese capaz de identificar palabras, desde que era un bebé cagándose encima (pero muy militarmente, ojo).

En lingüística existe un concepto conocido como interferencia lingüística; es el fenómeno por el cual se utilizan conocimientos de un idioma a la hora de tratar con un segundo. El problema de la interferencia lingüística es que a pesar de ser una herramienta útil en el aprendizaje también es extremadamente fácil que lleve a errores. Así, cuando una persona no sabe lo suficiente acerca de ese segundo idioma y se topa con un falso amigo (una palabra con un aspecto casi idéntico en ambos idiomas pero significados totalmente distintos) es la interferencia lingüística la que le lleva a identificarla erróneamente.

De igual manera que la interferencia lingüística es la responsable de los errores en interpretación existe un término bastante menos usado que es uno de los responsables de esos pequeños fallos que nos hemos acostumbrado a ignorar en todo tipo de obras, la interferencia temática. La interferencia temática sucede cuando un narrador intenta usar ciertos aspectos de un tema en otro ignorando qué es lo que hacía que funcionasen en el contexto original y provocando una discordancia en cuanto al mensaje, lo que vendría a dar lugar a agujeros en el guión.

Lo curioso de la interferencia es que cuando el resultado de ésta se vuelve lo bastante usado se convierte en un préstamo de forma permanente. De esa manera en todos los idiomas existen palabras prestadas tanto como en narrativa existen ciertos conceptos que consideramos ya inherentes a un género a pesar de no tener demasiado sentido. Es así que la aparente invulnerabilidad o resistencia al dolor del protagonista de las pelis de acción se ha convertido en un factor comúnmente aceptado a pesar de tratarse de un concepto que debería interrumpir la suspensión de incredulidad, momento en el que el espectador deja de estar inmerso en la obra.

Esa ceguera respecto a las interferencias es común en cualquier persona versada en un género (o medio) y ha pasado a considerarse erróneamente una cuestión de conocimiento del lenguaje propio de dicho género o medio. En el anime, por ejemplo, el hecho de que una persona lleve el pelo verde o un peinado imposible debería provocar algún tipo de reacción en la gente que le rodea, y es sólo a través de la continua exposición a las obras de ese medio que eso ya no nos produce ninguna sensación de discordancia. Sin embargo, para una persona no versada en ello no existe pregunta mas válida que "por qué demonios lleva el pelo verde?". Y no me hagáis hablar de las orejas de gato.

En cuanto eres consciente de este fenómeno es imposible no intentar juzgar las obras simultáneamente como observador externo y como observador interno... y lo cierto es que cuando intentas acercarte a la producción mediática japonesa habitual como un observador externo es en su mayor parte jodídamente estúpida. Nos hemos acostumbrado a aceptar una serie de convenciones temáticas como si fuesen lo mas normal del mundo cuando tendríamos que estar continuamente preguntándonos el por qué de cada cosa, una pregunta que habitualmente solo obtendría una respuesta de los fans del medio; "porque sí".

Quizás os suene esa respuesta en sus múltiples variantes, así que aquí os voy a hacer un breve listado de algunas de las mas populares ya que todos las hemos usado en algún momento:
-"Porque se acaba la historia"
-"Es una película"
-"Deja de hacer preguntas y disfruta de la historia"
-"Bueno, pero es entretenida que es lo que cuenta"
-"A mi me gustó"

Lo cierto es que todas ellas no son mas justificaciones para anular el sentido crítico ya que no suponen en ningún caso respuestas razonadas a una pregunta bien formulada sobre los sinsentidos de una historia. Eso no significa sin embargo que las obras debieran prescindir de técnicas narrativas (ya sean propias del género o medio o universales) para adecuarlas al mínimo común denominador, como el uso de la elipsis para eludir el peso narrativo de plasmar la transición de un lugar a otro, simplemente significa que ante una pregunta acerca del uso de éstas en el caso de que no seamos capaz de responder apropiadamente la única respuesta posible es reconocer nuestro desconocimiento.

Por ello la actitud mas correcta respecto a cualquier obra es abordarla como si fuese algo totalmente ajeno a nosotros y a nuestra experiencia como espectadores del medio, haciendo preguntas constantemente respecto al por qué de cada situación, de cada detalle de atrezzo, de cada personaje... Sí, exactamente como hacían nuestras abuelas.

Podría parecer que el analizar constantemente cada aspecto de una historia supone un escollo a la hora de disfrutar de ella pero nada mas alejado de la realidad porque cuando realmente estamos dotados de suficiente conocimiento a nivel narrativo sobre un medio abordarlo de forma crítica nos permite disfrutar del saber hacer de las mejores obras del mismo (y darnos cuenta de cuan horriblemente mediocre es la mayor parte de la producción habitual, eso sí).

La triste verdad es que ese aluvión constante de preguntas de nuestras abuelas acerca de las películas nos resultaba tan molesto no porque nos impidiese seguir la historia sino porque esa actitud de cuestionarlo todo nos obligaba a enfrentarnos con nuestro propio desconocimiento acerca del por qué de un buen montón de cosas...

...Salvo que vuestra abuela estuviese tan sorda como la mía y se hubiese acostumbrado a preguntar y esperar respuestas a voces, claro.

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